ARMONIAS PROPUESTAS PARA MELIDE TERRA DOCE POR SU EMBAJADORA Mercedes González
Muchos años atrás yo diría que estos dulces se tomaban con "aquellos vinos" ,por llamarles de alguna manera, que a día de hoy han conseguido amplificar los dulces momentos de la niñez.
Que mayor placer que atreverse con sabores y texturas y que años de crianza y sabiduría han conseguido aportarnos inmejorables alianzas. Es solo cuestión de dar con la clave del éxito, el equilibrio.
Podriamos clasificar las armonías según nuestros momentos:
- Queremos alargar un poco la bebida, queremos seguir con vino
- Quizás lo que busquemos sea completar la sobremesa con un vino de postre
- Para dilatar más la sobremesa quizás nuestra preferencia sea una copa de postre, nuestros aguardientes: de bagazo ( el espíritu del vino), un aguardiente envejecido ( para relax y meditación), uno de hierbas si lo prefiero fresco y digestivo o el tan sabroso licor café.
- El refuerzo de duras mañanas de trabajo.
Un enlace de lujo sería con los gallegos más melosos, Dulces de Melide y Tostado del Ribeiro. Pasificación bajo cubierta, lenta fermentación, crianza oxidativa y reductora y frescura. Un vino que en conjunto con los dulces de Melide resultará largo y envolvente.
Cuando el melindre conoció al vino casi me atrevería a afirmar que fue un Ribeira Sacra y se prestaron a jugar frescor y acidez para conjugar sabores. Intensidad, elegancia y gran plenitud en boca.
Son pues estos dulces, manjares tan tenues y frágiles como enérgicos y sabrosos que requieren concentraciones sápidas que refresquen las papilas y precisan acumular sensaciones sin abrumar el paladar.
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